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Parásitos, gusanos intestinales. Amigos y enemigos del microbioma

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Toda la vida hemos escuchado hablar a nuestros familiares más mayores que cuando alguien estaba delgado, seguramente tenía una tenia (Un tipo de gusano intestinal). También es habitual que, en las guarderías de los niños, aparezcan brotes de contagio de determinados gusanos intestinales. E incluso si tienes mascota, sabrás que la desparasitación es importante para evitar que tu perro o gato sufra de gusanos intestinales.

Es decir, que los gusanos o parásitos, que podemos dividir en helmintos (gusanos) o protozoos (parásitos microscópicos), nos han acompañado durante toda la evolución y forman parte de nuestras vidas (Aunque no lo sepamos). Y me refiero al desconocimiento ya que desde que se empiezan a conocer más datos sobre la microbiota intestinal, parece ser que los parásitos también forman parte de la misma. Es decir, además de bacterias, hongos y arqueas, los parásitos son parte natural de la microbiota. Al parecer mantienen cierto equilibrio sobre las reacciones inmunológicas y modulan la secreción de determinadas sustancias protectoras. No obstante, estas investigaciones son muy recientes y todavía queda mucho que investigar al respecto.

Pero como siempre, igual que ocurría con el SIBO o las Cándidas, si se encuentran en exceso, o se trata de parásitos no habituales de nuestra microbiota, pueden producir síntomas muy desagradables e incluso graves en casos de parasitosis más agresivas.

De hecho, los síntomas son muy variables y van desde:

 

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