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Alimentos para Osteoporosis y Osteopenia. El calcio se queda muy corto

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La osteoporosis es una de las características más habituales del envejecimiento. De hecho, se trata de un proceso natural en el que por diversos motivos fisiológicos, la energía celular se redistribuye y existen cambios a nivel de composición muscular y ósea. Es decir, es un proceso normal asociado a la edad.

El problema viene cuando este proceso se presenta en edades más tempranas y empieza a causar incapacidad, sin estar asociado a un proceso de envejecimiento natural. Y, de hecho, hace décadas solo se presentaba en edades avanzadas. Pero en la actualidad, la prevalencia empieza a ser preocupante, incluso en edades intermedias.

Los organismos internacionales de osteoporosis indican que afecta a un 10% de las mujeres de 60 años. Un 20% de las de 70 años. Un 60% de las mujeres de 80 años. Y hasta el 80% de las mujeres de 90 años. En los hombres la prevalencia es ligeramente inferior, oscilando entre un 6 y 10%.

 

¿Cómo puedo saber si tengo osteoporosis?

Estos datos anteriormente expuestos, solo representan aquellos casos diagnosticados (Habrá muchos otros sin diagnóstico) y no tienen en cuenta los casos de osteopenia (Una forma inicial transitoria más suave que si no se corrige acaba desembocando en osteoporosis).

En ambos casos, el diagnóstico se hace a través de un análisis corporal denominado “densitometría ósea”, una prueba de imagen parecida a un TAC donde se evalúa la densidad del hueso del paciente.

El mayor problema de la osteoporosis y la osteopenia radica en que te hacen más propenso a sufrir las denominadas “fracturas por fragilidad”, donde básicamente el hueso puede romperse sin necesidad de sufrir un impacto (Bajando una escalera o cogiendo una garrafa de agua, por ejemplo). Además, la pérdida mineral ósea puede producir dolor articular. Esto hará que la persona que la sufre empiece a moverse menos, empeorando su peso, su metabolismo, su energía mitocondrial y su sistema inmune. Es decir, que las consecuencias a largo plazo no se centran solo en el hueso, sino que son generales.

“En ambos casos, el diagnóstico se hace a través de un análisis corporal denominado “densitometría ósea”, una prueba de imagen parecida a un TAC donde se evalúa la densidad del hueso del paciente.”

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