Té Kombucha: Beneficios y contraindicaciones

En el artículo de hoy vamos a describir una de las bebidas que comentábamos en nuestro artículo sobre la microbiota intestinal y probióticos. Y esque tiene mucha relación con las bacterias intestinales puesto que es una bebida fermentada, de origen milenario y cuyos beneficios son cada vez más evidentes gracias a las investigaciones en microbiota intestinal.

 

¿De donde proviene el té kombucha?

El té kombucha, se trata de un té fermentado, cuyo origen se sitúa en Japón (Aunque algunas fuentes los sitúan en China). Esta bebida se elabora mediante la fermentación de té verde o en otros casos de té negro. Para su fermentación se utiliza una mezcla de colonias simbióticas de bacterias y levaduras, denominadas SCOBY. Para que este proceso pueda funcionar, se añade una pequeña cantidad de azúcar, que será consumido casi en su totalidad durante el proceso fermentativo del té, por lo que el producto final, si está bien elaborado suele tener niveles bajos de azúcar.

Durante el proceso fermentativo se generan unas características burbujas finas, ácido acético y algunos compuestos alcohólicos típicos de la fermentación. Estos niveles de ácidos y alcohol son muy bajos y en general no hay problema en consumirlos, pero debemos tenerlos en cuenta en determinadas situaciones que comentaremos más adelante.

Lo que es bien conocido es que esta bebida es de tradición milenaria y se utilizaba para fortalecer el sistema inmunológico y la resistencia de los guerreros asiáticos. A día de hoy, la evidencia científica ha estudiado que gran parte de estos beneficios son debidos a las bacterias probióticas que contienen, así como a los propios beneficios que aporta el consumo de té gracias a muchos de sus componentes antioxidantes polifenoles y antiinflamatorios que, en combinación con los probióticos del proceso fermentativo, suman poder en la mejora de la salud.

 

Los beneficios del té verde, sumando los de los probióticos

Por ejemplo, el consumo de té se ha relacionado con menor incidencia de algunos tipos de tumor como próstata, colon y mama. Esto podría ser debido a determinados polifenoles que también tendrían propiedades antibacterianas y de regulación de crecimiento de cándidas. Esto se refleja de forma directa en una mejor regulación de la microbiota intestinal.

También se han llevado a cabo estudios donde se evalúa la capacidad de ciertos compuestos del té verde y el té kombucha, en la reducción de colesterol “malo” (LDL) y aumento de colesterol bueno (HDL). Este hecho, podría reducir el riesgo de desarrollar determinadas patologías cardiovasculares.

Otros estudios con el té verde se han centrado en que tiene cierta capacidad para modular los picos de azúcar en sangre, lo que podría ayudar a reducir el riesgo del desarrollo de Diabetes tipo II. De hecho, se ha llevado a cabo algún estudio en ratas que todavía no ha sido extrapolado a humanos, pero que determina que el consumo de té kombucha reduce la velocidad de entrada de los hidratos de carbono, ayudando así a que se produzcan menores picos de azúcar y por tanto de insulina.

Por tanto, como podemos comprobar, los efectos tanto del té verde como de su derivado té kombucha, son muy variados y pueden ayudar a mejorar la salud desde distintos puntos de vista (Microbiota, antioxidantes, mejora de funciones cardiovasculares, regulación de azúcar…). 

 

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce