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El poder de los probióticos en la salud

El poder de los probióticos en la salud
6 min Tiempo de lectura

Para poder hablar de lo que es un probiótico, primero hay que entender el concepto de microbioma intestinal. Antiguamente se le llamaba flora intestinal, pero al ir avanzando en las investigaciones se ha visto que, al no tratarse de plantas, sino de microorganismos lo correcto es llamarlo microbiota o microbioma (Conjunto de genes de bacterias).

Se trata de diferentes micrroorganismos como bacterias, hongos, arqueas, algas y virus que residen en diferentes lugares de nuestro organismo (intestino, piel, cavidad oral, vagina, pulmones…) siendo su mayor concentración y variedad aquella presente en el intestino.

 

Relaciones microbiota-salud-enfermedad

A día de hoy existen diversas investigaciones que relacionan esta microbiota con el estado de salud de diferentes sistemas tales como:

  • Alergias
  • Problemas de piel
  • Asma
  • Enfermedades autoinmunes y otras alteraciones inmunitarias
  • Problemas bucodentales
  • Problemas psicológicos como el estrés, ansiedad y depresión.

 

Esto es debido a que dichos microorganismos cumplen diversas funciones de señalización celular. Por ejemplo:

  • Modulan el paso de tóxicos desde el intestino hacia la sangre.
  • Impiden el crecimiento de otras bacterias patógenas que podrían colonizar nuestro intestino.
  • También segregan sustancias como los AGCC (ácidos grasos de cadena corta) que mejoran la motilidad intestinal y protegen el epitelio del intestino frente a un exceso de permeabilidad.

 

Estos factores mejoran la reactividad inmune frente a determinados alimentos o sustancias contenidas en los mismos o incluso frente a los tóxicos medioambientales.

Por otra parte, participan en funciones digestivas como, por ejemplo:

  • La formación de enzimas tales como la lactasa
  • Digestión de determinadas fibras
  • Inactivan los enzimas producidos por el páncreas
  • Pueden producir vitaminas de gran importancia como la Vitamina K en su forma activa y Vitaminas del grupo B.

 

En la parte psicológica, se sabe que existe el denominado Gut-Brain-Axis o Eje intestino cerebro que relaciona la calidad de la microbiota intestinal con determinados déficits de neurotransmisores como el GABA o la serotonina, lo que nos indica como un posible cambio de esta microbiota puede empeorar o producir síntomas de depresión u otros problemas de carácter psicológico. A su vez, este eje tiene una vía inversa en la que tenemos información de que problemas de estrés, ansiedad o depresión pueden causar problemas en la microbiota, retroalimentandose ambas situaciones de forma crónica.

 

¿Entonces los probióticos pueden ayudar en muchas patologías?

Una vez conocida lo que es la microbiota es entendible que cada día esté más en auge el uso de probióticos para problemas de cualquier índole. A día de hoy se sabe que son efectivos en:

  • El estreñimiento o la diarrea
  • Pero también en otras patologías como la depresión
  • Los problemas inmunológicos tales como la alergia, o la enfermedad de Crohn.
  • Incluso actualmente se está investigando el uso de probióticos en patologías como la Diabetes, patología cardiovascular o Alzheimer, debido a su capacidad para modular la inflamación sistémica.

 

¿Cuáles son los motivos por los que se descompensa la microbiota?

Debemos entender que nuestro estilo de vida actual que se basa en trabajos estresantes, poca exposición a la luz solar, alimentación desequilibrada y en muchos casos altamente procesada, abuso de antibióticos, antiinflamatorios y otros medicamentos que dañan la microbiota, tóxicos medioambientales, tabaco…etc.

Se sabe también que estos desequilibrios se pueden producir incluso antes del parto. Un bebé puede nacer con una microbiota alterada por diversas causas (Estrés en la madre, toma de antibióticos de forma discriminada, parto por cesárea o falta de leche materna).

Todos estos factores, hacen que nuestro conjunto de microorganismos cambie, generándose la denominada Disbiosis intestinal, que no es ni más ni menos que una alteración en la cantidad y calidad nuestras bacterias, hongos, arqueas… que hace que los microorganismos con los efectos beneficiosos que antes nombrábamos pierdan esas capacidades, produciendo además ciertas características inflamatorias que afectan a nuestra salud, digestión y equilibrio mental.

 

¿Cómo equilibrar una disbiosis intestinal?

Debido a que esta microbiota es muy variable y depende de muchos factores, siendo a su vez determinante en el desarrollo de ciertas patologías, se conoce que el uso de alimentos o suplementos ricos en determinados microorganismos, pueden ayudar a modular la calidad y cantidad de todo nuestro conjunto de bacterias intestinales.

Pueden ser probióticos naturales contenidos en alimentos:

  • Como por ejemplo el kéfir, té kombucha, yogurt clásico, encurtidos caseros como los pepinillos o las aceitunas, el queso y otros menos conocidos como el Natto, Kimchi o Chucrut. Todos estos contienen además de probióticos, prebióticos, que son una serie de fibras que apoyan el crecimiento de las bacterias que contienen y mejoran la formación de AGCC por parte de las mismas una vez llegan al intestino.

 

Por otra parte, encontramos la posibilidad de tomar suplementos de probióticos, que pueden ser en cápsulas, sobres o incluso líquidos.

  • Se trata de complementos que contienen los microorganismos vivos y que generalmente también contienen fibras prebióticas. Dependiendo del producto, las cepas microbianas son diferentes.
  • Existen suplementos simbióticos destinados a los problemas intestinales, otros para la piel, para la depresión, para la Diabetes o el colesterol y una gama mucho mayor con probióticos de amplio espectro. El tipo y cantidad de bacterias que contengan determinará la acción final.

 

La importancia de elegir un probiótico de calidad

Sin embargo, un probiótico de mala calidad no contendrá ni la cantidad ni el tipo de bacterias adecuadas y puede no tener efecto o incluso ser contraproducente. Los mejores probióticos están formulados de manera que lleguen al intestino sin prácticamente ser atacados por los ácidos y enzimas del tracto digestivo. Para ello se requiere una concentración en UFC (Unidades Formadoras de Colonias) mínima de 2×10(9) óptima, así como un momento de la toma adecuado (Con el estómago vacío al menos dos horas después o antes de la comida). De lo contrario, las bacterias que aportamos no consiguen alcanzar el intestino o lo hacen en cantidades tan bajas que no aportan efectos beneficiosos.

 

Riesgos del consumo de probióticos

En cuanto a la seguridad, efectos secundarios e interacciones de los probióticos, suelen ser muy bajas y están testados incluso en mujeres embarazadas y lactantes. A lo sumo, se puede pasar un período de adaptación donde podemos notar ligeras molestias digestivas que son consecuencia de la fermentación que dichas bacterias están produciendo, pero que con el paso del tiempo suele equilibrarse.

Pero para que esto no ocurra, es necesario ajustar la dosis tanto en cantidad de UFC, como de tipos de microorganismos según cada caso concreto. De esta manera evitaremos los efectos secundarios desagradables y no caeremos en el error de tirar nuestro dinero por no seleccionar el más adecuado. El especialista en nutrición podrá recomendarle que probiótico es el necesario para su patología u objetivo.

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