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SIBO o Sobrecrecimiento Bacteriano. Dieta baja en FODMAPs y mucho más…

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7 min Tiempo de lectura

Actualmente uno de los pacientes que más visito en consulta es aquel que viene derivado de especialista digestivo con un SIBO. Tras varios años de experiencia con este diagnóstico y trabajando estrechamente con el especialista digestivo, he decidido escribir un artículo para profundizar en la materia y que todos mis pacientes que lo padecen puedan encontrar sentido a los tratamientos combinados que ofrecemos, puesto que cuando se pautan antibióticos, junto con una dieta específica y suplementos, la tasa de éxito en su erradicación es mucho mayor que si sólo se utilizan los antibióticos.

 

¿Qué significa SIBO?

Pero, antes de nada, intentaremos definir qué es exactamente el SIBO y donde se produce principalmente. El origen de esta patología (Transitoria) está en el intestino delgado. Este tramo del intestino tiene una importancia mayor de lo que se pensaba en la salud ya que se ha determinado que el tipo de alimentación y estilo de vida que llevamos puede producir modificaciones importantes en la composición de bacterias de este tramo intestinal.

Los factores desencadenantes del SIBO son los siguientes:

  • Alimentación desequilibrada.
  • Número excesivo de comidas (Aumenta el complejo migratorio motor).
  • Bebidas alcohólicas.
  • Dietas de alta carga glucémica.
  • Problemas en la producción de jugos gástricos (hipoclorhidria).
  • Uso de antibióticos.
  • Enfermedades inflamatorias intestinales.
  • Intestino permeable.
  • Alteraciones en la cantidad de bilis.

 

Estos cambios pueden producir una disminución de bacterias saludables de nuestro intestino. Cuando nuestras bacterias beneficiosas disminuyen su carga y composición (que como vimos en el artículo de los probióticos, tienen gran cantidad de efectos positivos), en su lugar comienzan a crecer en exceso otros tipos de bacterias que, en lugar de tener efectos beneficiosos, producen síntomas desagradables.

 

Algunos síntomas habituales del SIBO son:

  • Distensión abdominal.
  • Gases.
  • Dolor abdominal después de las comidas.
  • Estreñimiento o diarrea.
  • Ganancia o pérdida de peso.
  • Es más, en los últimos años, se está asociando el SIBO a otros síntomas extraintestinales, que una disbiosis puede causar, tal como vimos en el artículo sobre probióticos (Migrañas, problemas hormonales, depresión, cansancio…).

 

¿Qué análisis hay para averiguar si hay presencia de SIBO?

Cuando presentamos varios de estos síntomas podemos sospechar de la presencia de SIBO, o lo que es lo mismo, un Sobrecrecimiento Bacteriano. Ante esta sospecha se debe solicitar una prueba específica denominada “Medición de gases en aire espirado”.

Se trata de una sencilla prueba donde se administra vía oral, un azúcar concreto (Glucosa, fructosa o sorbitol) que las “bacterias malas del SIBO” fermentarán generando dos gases: Hidrógeno y Metano. Estos gases serán medidos posteriormente en el aire espirado y según la cantidad de estos, podremos determinar si existe o no presencia de estas bacterias.

Puede ocurrir que solo aumente uno de los gases, o que sean los dos gases los elevados. Esto determinará a su vez los tipos de síntomas y el origen. El resultado de la prueba nos ayudará a determinar el tipo de SIBO  e intentar compatibilizar los síntomas que lo acompañan:

 

  • HIDRÓGENO ELEVADO (SIBO bacteriano): Diarrea, hinchazón justo después de comer, pérdida de peso.
  • METANO ELEVADO (SIBO de arqueas): Estreñimiento, hinchazón dos horas después de comer, problemas en las encías, ganancia de peso.
  • AMBOS ELEVADOS (Bacterias y Arqueas): Alternancia de los síntomas.

 

Por tanto, la interpretación de la prueba es muy importante porque esto determinará que tipo de tratamiento es el más efectivo. En general cuando el especialista digestivo detecta un SIBO suele recomendar una terapia de antibióticos (De 1 a 6 antibióticos según cada caso) para intentar combatir su presencia. El problema es que no todos los pacientes responden igual a dicho tratamiento y la tasa de eliminación de SIBO con terapia exclusiva de antibióticos es menor del 50% (Aunque si se combinan diferentes gamas de antibióticos puede llegar al 85% de éxito).

Pero todo depende del paciente, hay pacientes que de base no toleran bien los tratamientos antibióticos porque les produce crecimiento de cándidas u otros problemas asociados. Incluso en ocasiones puede producir un empeoramiento del SIBO como consecuencia de que la acción inespecífica de los antibióticos ataca no solo a las bacterias malas, sino que también a las buenas.

 

¿Y cómo mejoramos la acción del antibiótico y reducimos los efectos secundarios?

Por ello, se suele recomendar que además de la terapia medicamentosa, se lleve a cabo un  adicionalmente un tratamiento mediante una dieta específica y suplementos botánicos (Ajo, orégano, Berberina, Neem, VitaminaD, probióticos) y extractos de inmunoglobulinas como la lactoferrina, que pueden mejorar la tasa de éxito hasta en un 95%, produciendo a su vez una protección de la microbiota propia y reduciendo los efectos secundarios de dichos antibióticos.

A su vez, es muy importante tratar las posibles hipoclorhidrias con el uso de betaína-pepsina, mejorar la producción de bilis, reducir el estreñimiento y limitar el contenido en FODMAPs de la dieta. Todo este combo de terapias puede ayudar a mejorar un SIBO que si no es tratado de forma adecuada tiende a repetirse en el tiempo, empeorando cada vez más la microbiota del afectado y generando nuevos síntomas y ciclos constantes de antibióticos.

 

¿Qué tipo de dieta hay que seguir contra el SIBO? Me han hablado de los FODMAPs

Quizá de todo esto lo que resulta más complejo a los pacientes es el seguimiento del tipo de dieta. Se trata de una dieta que debe evitar muchos tipos de alimentos que son capaces de ser fermentados por el SIBO (Dieta baja en FODMAPs). Básicamente son una serie de azúcares que alimentan a las bacterias del intestino. Y claro… si las bacterias que hay en el intestino son de las buenas, sería genial, pero como está colonizado por bacterias de las malas, no es la mejor idea darles de comer.

Los alimentos más ricos en FODMAPs son:

  • Cereales.
  • Lácteos.
  • Legumbres.
  • Muchas frutas y verduras.
  • Productos integrales.
  • Muchos edulcorantes (Polioles principalmente).

 

Esto hace que la dieta sea muy limitada y compleja, por lo que lo ideal es que se elabore un protocolo 100% personalizado para evitar caer en un desequilibrio de nutrientes.

Además, este tipo de dieta no es para llevarla a cabo durante mucho tiempo. En consulta yo suelo elaborar planes donde los primeros 21 días se eliminan todos los FODMAPs pero pasado este tiempo inicial los vamos reintroduciendo paulatinamente. Esto es debido a que una vez haya bajado la carga de bacterias malas, se necesitan de nuevo esos azúcares para que las bacterias buenas que estamos mejorando puedan volver a crecer.

Es decir, si a la vez que aplicamos terapia botánica y/o antibiótica, limitamos la entrada de alimentos a las bacterias malas, estas no solo verán que están siendo atacadas, sino que tendrán imposible alimentarse y morirán de forma natural, dejando paso posteriormente que las bacterias beneficiosas vuelvan a crecer.

Lo que, sí que es importante, es que a pesar de que, finalizado el tratamiento, dejemos de hacer dieta baja en FODMAPs o vayamos reintroduciendo este tipo de alimentos de forma paulatina según la pauta del especialista, a su vez debemos continuar durante al menos 2-3 meses extra de tratamiento con los botánicos o probióticos propuestos.

Puesto que la regeneración del microbioma será más lenta que la desaparición de síntomas, un exceso de confianza y abandono de tratamiento temprano puede llevarnos a una recaída. Por ello, es importante seguir las recomendaciones de los especialistas desde el principio hasta el final del tratamiento según ellos consideren necesario.

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