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Recomendaciones dietéticas y suplementos para la hipertensión arterial

8 min Tiempo de lectura

Conocemos la presión arterial, como la fuerza con la que la sangre atraviesa las paredes de los vasos sanguíneos, a medida que el corazón bombea la sangre. Su medición se realiza con aparatos específicos de brazo o muñeca de forma general.

Durante la lectura de los datos hay dos valores. La presión arterial sistólica (Conocida como alta) y la presión arterial diastólica (Conocida como baja). La sistólica ocurre cuando los ventrículos comienzan el ciclo cardíaco, y la diastólica en la fase de reposo del ciclo cardíaco. Solemos verlo en los aparatos de medición como 135/90 (Sistólica/Diastólica).

 

¿Cuáles son los valores normales de presión arterial?

Lo ideal es que de manera natural y relajados, la presión arterial sea de 120/80 como máximo.

 

  • Valores de 120-139/80-89 se consideran prehipertensión

 

  • De 140-159/90-99 Hipertensión etapa 1

 

  • >160/100 Hipertensión etapa 2

 

Los peligros de la tensión arterial elevada:

La hipertensión arterial elevada supone un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de patologías como:

 

  • Problemas cardiovasculares.
  • Accidentes cerebrovasculares.
  • Patología renal crónica.
  • Pérdida de visión.
  • Problemas en los órganos sexuales (Disfunción eréctil).

 

¿Por qué aumenta la presión arterial?

Se sabe, que en nuestro entorno hay muchos elementos que elevan la presión arterial. Desde factores genéticos, alimentación desequilibrada rica en sal, falta de ejercicio físico o estrés crónico. De hecho, cuando a un paciente le diagnostican hipertensión de cualquier etapa, se suele decir que esta es de origen “idiopático” (desconocido). Y esque el conjunto de todos los factores de riesgo son los que llevan a su desarrollo.

De hecho, casi el 90% de las hipertensiones primarias se diagnostican como idiopáticas, y solo un 10% son diagnosticadas como hipertensión secundaria a una patología asociada como enfermedad hepática o renal.

No obstante, parece ser que, con las nuevas investigaciones, ese “origen desconocido” tiene varios motivos adicionales y que incluso rompen con las tradicionales hipótesis alimentarias y de hábitos de vida que se relacionan con la hipertensión.

 

Algunos ejemplos muy interesantes de los motivos reales del aumento de la tensión arterial:

 

  • RESISTENCIA A LA INSULINA Y LEPTINA

Al parecer, a medida que aumentan los niveles de insulina y leptina por el exceso de peso corporal y las dietas ricas en carbohidratos y azúcares, aumenta paralelamente la tensión arterial. De hecho, casi el 70% de los pacientes con diabetes tipo II (Insulinoresistente), presentan a su vez problemas de hipertensión.

 

  • NIVELES ELEVADOS DE ÁCIDO ÚRICO

 En el anterior artículo nos centramos en los motivos del aumento de ácido úrico. Al parecer, el ácido úrico estaría relacionado evolutivamente, con la capacidad para bombear más sangre y a mayor potencia hacia el cerebro. Esto haría que un exceso de esta molécula en sangre un favorecedor del aumento de la tensión arterial. Puedes leer mi artículo de ácido úrico para conocer estrategias para regularlo.

 

  • NIVELES BAJOS DE VITAMINA D

 Novedosas investigaciones han relacionado la capacidad de las arterias de dilatarse y contraerse con los niveles de Vitamina D. Al parecer, los baroreceptores (que detectan los niveles de presión e indican al sistema nervioso si aumentarla o disminuirla), dependen en gran medida de los niveles de Vitamina D. Esto es así puesto que su déficit, junto con el déficit de Vitamina K2 (Como vimos en los artículos correspondientes), pueden favorecer la rigidez de las arterias y la acumulación de placas de ateroma e inflamatorias.

  • Además, la vitamina D regula el sistema RAS a nivel renal, lo que ayuda a la diuresis y con ello bajada de la tensión arterial.
  • Por otra parte, se sabe que la Vitamina D podría regular la resistencia a la insulina.
  • Los niveles recomendados para mejorar la tensión deberían ser más altos de lo recomendado de forma habitual (Entre 30 y 50).

 

  • NIVELES BAJOS DE OXIDO NITRICO

 Esta molécula se obtiene de alimentos ricos en arginina tales como los frutos secos, yema de huevo, hígado de ternera o los pescados azules. Tiene capacidad de modular la hipertensión. Funciona como vasodilatador, regulando el exceso de tensión arterial. La exposición a la luz solar y la actividad física también mejoran la secreción de óxido nítrico y endorfinas que tienen capacidad reguladora de la tensión.

 

  • EXCESO DE FRUCTOSA EN LA DIETA

Aparentemente se ha detectado que la fructosa aumenta el ácido úrico (Tal como vimos en el artículo correspondiente). También puede inhibir la formación de óxido nítrico, aumentar el riesgo de Diabetes, resistencia a la insulina e hígado graso. Por todos estos motivos, el consumo excesivo de fructosa sería un detonante mixto de la hipertensión.

 

  • AL PARECER EL SODIO (SAL) NO ES TAN IMPORTANTE

 Durante décadas, se pensó que era el mayor responsable del aumento de la tensión arterial. No obstante, con el paso de los años y las nuevas investigaciones, se detectó que reducir la sal dietética solo es importante en determinados casos de hipertensión donde unas enzimas determinadas, no funcionan correctamente.

  • En su defecto, se ha visto que lo realmente importante es ajustar adecuadamente los niveles de potasio. Es decir, que generalmente la proporción de sodio dietética es mucho mayor que la de potasio y esto es lo que produce entre otras cosas hipertensión. Por tanto, nuestro objetivo debe centrarse en aumentar los alimentos ricos en potasio puesto que este mineral tiene la capacidad de producir diuresis, sacar el sodio de la célula y por tanto bajar la tensión.
  • También son importantes otros minerales como el calcio y el magnesio.

 

  • DÉFICIT DE ACTIVIDAD FÍSICA, Y DE ALTA INTENSIDAD

 Una de las estrategias más adecuadas junto con la dieta para reducir la presión arterial es el ejercicio físico. Además de que ayuda a regular la resistencia a la insulina, la grasa visceral, reducir la sobrecarga hepática y otros muchos beneficios que afectan de forma directa e indirecta a la hipertensión.

Se ha recomendado de forma clásica el ejercicio aeróbico, pero las últimas investigaciones dan mucha validez a introducir ejercicios de fuerza, así como otros de alta intensidad (Bajo supervisión) son tremendamente efectivos para mejorar esta patología.

 

  • ESTRÉS CRÓNICO

Este factor sí que es conocido desde hace años. De hecho, muchas personas cuando sufren estrés al ir al médico, y este les evalúa la tensión arterial, sale más elevada de lo que están acostumbrados. Al parecer el estrés (Familiar, laboral, social…) puede llevar a un aumento de catecolaminas (Adrenalina, Noradrenalina, Cortisol…) que indican a nuestro cuerpo que estamos ante una situación de peligro. Esto aumenta la tensión arterial para “prepararnos para la huida”. Si se mantiene este estrés de forma crónica, también se puede desarrollar hipertensión sin necesidad de que los anteriores factores estén presentes.

Por tanto, vistos todos los factores de riesgo, parece que la hipertensión va mucho más allá de ese diagnóstico idiopático generalista. Es decir, deberíamos evaluar a la persona en profundidad, sus hábitos de vida, dietéticos y psicosociales, para establecer cuál o que combinación de los mecanismos de desarrollo se han presentado en su caso concreto.

 

¿Entonces como podemos actuar sobre la hipertensión?

Lo más importante es la personalización. La dieta deberá ajustarse para reducir aquellos alimentos que en cada caso hayan sido los desencadenantes (Fructosa, desequilibrio sodio-potasio, resistencia a la insulina, mala relación de ácidos grasos…) o si se detecta que el problema es emocional, genético o secundario a otra patología, tratarlo adecuadamente con un protocolo dietético adaptado. Paralelamente se puede trabajar con terapeuta emocional, así como con el médico de cabecera, para obtener los mejores resultados.

 

¿Y cuándo utilizar suplementos?

En caso necesario, si el origen es mixto y se han trabajado o se están trabajando todos los factores de riesgo asociados, se pueden utilizar suplementos que ayuden a regular de forma transitoria esta hipertensión, tales como el extracto de la hoja de olivo, magnesio bisglicinato, OMEGA 3, Vitamina C u otros más específicos según cada caso. Pero como siempre, es importante determinar el origen y que sea el especialista quien le recomiende la estrategia personalizada de alimentación y suplementación.

 

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