Colesterol y triglicéridos: Mitos y realidades
abril 28, 2022
En el artículo de hoy nos centraremos en dos moléculas cuyo nombre ha resonado fuerte durante décadas en la rama médica. Durante años se limitó el consumo de huevos, carnes, pescados azules, se recomendó el consumo de leche desnatada, pescados blancos, margarinas vegetales… y, en resumen, se demonizó a las grasas naturales.
Desde hace años, la denominada “Hipótesis del colesterol” sugiere que las personas con niveles elevados de esta sustancia en sangre presentaban mayores probabilidades de sufrir patología cardiovascular y por tanto morir a edades tempranas.
Este aumento de colesterol, a su vez se supuso que provenía de los alimentos ricos en dicha molécula, tales como las carnes rojas, los huevos, los lácteos enteros, la mantequilla, algunos frutos secos… Por tanto, se estableció la relación causa-efecto y se determinó que el consumo de estos alimentos estaba asociado a mayores niveles de colesterol y por tanto a muerte prematura.
El problema es que no tuvieron en cuenta el resto de los factores que involucran a la patología cardiovascular, tales como:
- Niveles altos de azúcar/insulina
- Déficit de actividad física
- Poca luz solar
- Estrés crónico
- Mala calidad del sueño
¿Y cuál fue el resultado a largo plazo? Que las limitaciones de este tipo de alimentos no disminuyeron la incidencia de patología cardiovascular, más bien fue aumentando con el paso del tiempo debido a que el estilo de vida cada vez es más contraproducente (Estrés, biorritmos desajustados, sedentarismo). Esto unido a una estrategia alimentaria completamente errónea donde se retiraban:
- Pescados grasos ricos en omega 3, huevos ricos en colina e inositol, alimentos ricos en vitaminas liposolubles, lácteos enteros ricos en vitamina D…
Y en su defecto se sustituyeron por otros alimentos no naturales como la margarina, rica en grasas trans, cereales harinas ultraprocesadas, azúcares refinados y otros alimentos con alta carga glucémica.
Entonces, ¿El colesterol de la dieta no aumenta el riesgo cardiovascular?
De hecho, la evidencia científica actual no encuentra relación directa entre el consumo de alimentos ricos en grasas o grasas saturadas y el aumento de la patología cardiovascular. Más bien el problema viene del conjunto total de la dieta y los hábitos que la acompañan.
Por ejemplo, si comemos muchos huevos, pero a la vez hacemos mucho deporte y nuestro consumo de pescados ricos en omega 3 y en verduras con antioxidantes es elevado, el riesgo cardiovascular es mucho menor, a pesar de consumir uno o varios alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol.
¿Y para que sirve el colesterol en el organismo?
¿Y para que sirve el colesterol en el organismo?
Realmente es una molécula que nos ha acompañado desde los inicios de la evolución. El colesterol es una sustancia de suma importancia en nuestro organismo puesto que:
- Mantiene la estabilidad de las membranas celulares.
- Ayuda a la formación de hormonas sexuales.
- Se necesita para poder absorber el calcio dietético.
- Conjuga ácidos biliares para la digestión.
- Modula determinados parámetros de la microbiota.
Es decir, eliminarlo por completo es un tremendo error que puede tener consecuencias negativas en la salud. De hecho, debemos saber que existen unos transportadores específicos en el intestino que detectan cuando hay suficientes niveles de colesterol en sangre y bloquean el paso de más colesterol de los alimentos cuando tiene suficiente cantidad. Esto ayudaría a que cuando hemos consumido mucho colesterol, se bloquee la entrada del mismo a través del intestino, evitando por tanto que aumente en sangre (Cuando estos transportadores funcionan adecuadamente).
¿Existen casos donde hay que limitar el colesterol?
Efectivamente. En otros casos, se sabe que por motivos genéticos, puede aumentar la absorción intestinal de este colesterol. En estos casos sí que puede suponer un riesgo porque esos transportadores intestinales no limitan la entrada de esta sustancia a través de los alimentos.
En otros pacientes, el hígado forma mucho colesterol de forma endógena. En este caso sí que puede suponer un riesgo y deben realizarse análisis específicos de moléculas más específicas que las medidas en los análisis habituales denominadas LPa o las APO, las cuales determinarán la necesidad de limitar el colesterol dietético o en su caso utilizar un medicamento específico para su disminución.
No obstante, en la mayoría de las personas si no es genético, el colesterol elevado proviene de una alimentación rica en carbohidratos. Y esto es así porque el colesterol actúa como transportador de triglicéridos en la sangre. Cuando consumimos muchos hidratos de carbono o azúcares, estos viajan al hígado, donde se biotransforman en triglicéridos. Posteriormente el hígado fabricará colesterol para transportar en su interior a los triglicéridos hasta la célula destino donde vayan a depositarse.
Los carbohidratos y la oxidación celular tendrían mucho que ver
Por este motivo, el consumo elevado de carbohidratos podría suponer un aumento paralelo de triglicéridos, colesterol y depósito de estos elementos en las arterias y otras estructuras fisiológicas. En estos casos el tratamiento con estatinas u otros medicamentos puede ser contraproducente y en muchas ocasiones produce problemas de salud asociados tales como dolor muscular, aumento del riesgo de Diabetes tipo II, problemas de memoria…
Además, los últimos estudios científicos han descubierto que el problema en sí mismo no es del colesterol, sino de la oxidación de esta molécula. Es decir, si tenemos colesterol elevado, pero no se oxida, no debería producir problemas de placas de ateroma y similares. Por tanto, los procesos oxidativos celulares que ocurren por falta de deporte, dieta baja en antioxidantes, bajo consumo de OMEGA 3 o mala calidad del sueño, serían los factores desencadenantes de la oxidación del colesterol y del problema cardiovascular.
Si a esto le sumamos el descubrimiento reciente de una molécula denominada “Homocisteína”, que se ha descubierto que tiene mayor relación que el colesterol, con las posibilidades de sufrir problemas cardiovasculares y cuyo exceso se relaciona con dietas bajas en vitaminas del grupo B (Bajas en pescados, moluscos, fruta, frutos secos…).
Antes de nada, intenta cambiar la dieta y el estilo de vida
Por ello, suelo recomendar, que, si no existe un factor hereditario de riesgo, antes de utilizar estatinas, el paciente valore el cambiar sus hábitos dietéticos, aumentar la actividad física, la exposición a la luz solar, y en su caso puede al inicio utilizar suplementos naturales como la levadura de arroz rojo, que se ha comprobado que tiene una efectividad muy buena en reducir los niveles de colesterol, triglicéridos y homocisteína.
Si a esto le sumamos una dieta rica en antioxidantes o suplementos que modulen la oxidación del colesterol y el aumento de homocisteína, como las vitaminas del grupo B, astaxantina, Coenzima Q10… todo esto sería el verdadero armamento para combatir las enfermedades cardiovasculares, al contrario de lo que se ha hecho durante años de dar una pastilla y limitar las grasas de la dieta. La visión más amplia y estructurada, permite aplicar conceptos novedosos, con pocos efectos secundarios y muy efectivos en la reducción del riesgo cardiovascular.
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